miércoles, 23 de abril de 2008

CAPITULO X.- El compromiso personal



“¿QUIÉN NOS HA DEDICADO A LAS MISIONES”

Nos ubicamos en los años 1618-1633:

Etapa creadora inspirada por la Providencia y decisiones personales. Se abandona a la gracia, por la cual Dios le hace madurar y dar fruto. Además, Pone en marcha las instituciones a través de las cuales realiza su vocación personal.

a) Chatillón (1617), toma una decisión fundamental: Consagrarse por entero a la salvación de los pobres mediante la fundación de caridades. Cuenta con el apoyo de los señores de Gondi y piden a su vez la cooperación a Vicente para que sea preceptor de sus hijos, apoyado también por el P. Antonio Portail.

b) Pone en movimiento un plan evangelizador por el que se llevará a cabo su acción misionera. Asume tal compromiso de manera personal, pero sabe que no lo podrá llevar solo.

Nota sobre su personalidad: Para muchos, Vicente era un hombre de cortos alcances y de una timidez natural. Sin embargo, se nos va revelando su poder de creación que va de lo particular a lo general. Observamos por tanto un encadenamiento de pequeñas acciones que respondían a necesidades limitadas, pero que se iban haciendo cada vez más complejas. De ahí su convicción: «una grande obra nace de un pequeño acontecimiento». Era la experiencia lo que le ponía en movimiento, y no la imaginación.

Tuvo mucha influencia de su primer maestro, “Berulle”, quien le pedía que «en todo había que someterse a la voluntad de Dios». Esta enseñanza parece alentar la creatividad de Vicente, pero lo que se puede observar que Dios va guiando de una manera nueva su vida: “No adelantarse nunca a la divina Providencia” – será la frase más repetida y que más inunda su nueva conciencia religiosa y humana-.

Lo cierto, es que lleva hasta sus últimas consecuencias su conversión a través de una profunda ascesis, renunciando a impulsos espontáneos a una naturaleza inclinada a los grandes proyectos, como parecen indicar los primeros y accidentados años de su carrera.

c) En los años 1618 y 1625 se entregó a la labor misional y caritativa a título personal, ayudado sólo por compañeros de ocasión, que se asociaban con él para objetivos concretos y determinados. La zona que misionó se limitó a los confines de los Gondi, acompañado por virtuosos eclesiásticos de su tiempo.

Por tierras de los Gondi: misiones y caridades

a) En Gannes – Folléville, en Chatillón: Vicente descubre el abandono espiritual del pueblo campesino: «un pueblo que se condena por no saber las cosas necesarias para la salvación y no confesarse». El objetivo de dichas misiones era «una nueva fundación del cristianismo» (una nueva evangelización».

Llegados a la aldea, Vicente se hacía acompañar de 2 o 3 misioneros. Se tenía una intensa predicación. El tiempo era de 5 a 6 semanas, e incluso 2 meses. Nunca bajaba de 15 días

Horario: Por la mañana, se tenía el sermón de las grandes verdades, virtudes y los pecados más ordinarios. Después de medio día, el catecismo de los niños (no faltando los trucos y juegos). En la tarde, se tenía el catecismo, en la que se explicaba a los adultos los artículos del credo, la oración dominical, los mandamientos de Dios y de la Iglesia, los sacramentos, la oración dominical y la salutación angélica. La misión se clausuraba con una bonita fiesta, incluidas la primeras comuniones, una procesión con el Santísimo donde participaba el clero y el pueblo. La misión perduraba largo tiempo en la memoria de los aldeanos.

Objetivo: No se trataba de cursillos teóricos. Todo el discurso iba dirigido a un cambio de vida, a la conversión, a la confesión general y a la comunión. Para coronar dichos acontecimientos salvíficos de toda vocación cristiana, la fundación de la caridad.

b) Vicente misionó todas las tierras de los Gondi, y en todas ellas fundó la cofradía de la Caridad.

Se han conservado los reglamentos de varias de ellas, además de un Reglamento General, que en época más tardía fijó las líneas maestras a que debían atenerse, con las variantes particulares. En todas resplandece un espíritu práctico, la atención a los detalles, la preocupación por la eficacia, la unión de caridad corporal y caridad espiritual, la ternura para los miserables (cf, p.141; XIII, 417-422).

La cofradías de la Caridad reclutó en un principio mujeres, pero luego se incorporó también a hombres (cf. Folleville en 1620). Las mujeres se encargaban de los pobres enfermos, y los hombres se ocupaban de los sanos (con creación de talleres). Hubo también caridades mixtas, pero su éxito fue relativo.

La señora de Gondi jugó un papel decisivo: arrastrada por el fervor de Vicente, tomaba parte activa en las misiones: en fondos, colaboración persona, organización, solución de problemas. Y sobre todo, en la fundación de caridades. Con todo, ella rehusó cualquier cargo directivo.

“Yo he visto a esas pobres gentes tratadas como bestias”

a) Motivado por Felipe Manuel de Gondi, quien tenía a su carga de general de las galeras, convenció a Vicente para que participara de alguna manera con esa pobre gente que vivía en situación deplorable entre los siglos XVI y XVII. Vicente de Paúl empezó a visitar a los galeotes de París en 1618. El mismo se conmovió del abandono espiritual y miseria en que vivían esos hombres, dejando una profunda huella en su memoria: “Yo he visto a esas pobres gentes tratadas como bestias”. Se cuenta que una vez Vicente habría ocupado por algún tiempo el puesto de un galeote, liberando a éste para que pudiera socorrer a su familia, sin embargo, parece altamente inverosímil. Lo cierto es que Vicente si tomo la iniciativa de construir un hospital, pero el proyecto quedó interrumpido muy pronto por falta de fondos (cf. P. 144). Sin duda, dedicó muchos esfuerzos para atender a los galeotes, involucrando a sus misioneros y a las HC, e incluso visitando el mismo los hospitales donde eran atendidos.

“Cuando fundé la caridad en Macon..”

En 1621 la providencia hizo que pasara por Macon, donde había una gran cantidad de mendigos que constituían una verdadera plaga para la ciudad. Vicente se hizo cargo del problema. La pregunta era: ¿funcionaría en la ciudad lo practicado en una zona rural? Se trataba de organizar la caridad a escala de ciudad y acabar así con la mendicidad y el abandono espiritual y corporal de los pobres. Vicente consiguió atraer a ella a los magistrados de la cidead, al obispo, a los dos cabildos de canónigos, a los concejales del municipio y a los burgueses y comerciantes principales de la villa. La fundación de dos asociaciones de caridad, donde se logró crear un fondo por donativos voluntarios por parte del clero y ciudadanos con recursos. Los pobres eran atendidos, exceptuando aquellos que fueran sorprendidos mendigando durante la semana. A los que fueran capaces de trabajar se les proporcionaba sólo el complemento necesario para suplir la insuficiencia de sus cortos salarios. Con todo, el proyecto funcionó: una mezcla de caridad organizada y policía de buenas costumbres.

La Caridad en Macon, representa un ensayo de remedio de la necesidad a gran escala. Una vez más, Vicente había demostrado su capacidad de despertar buenas voluntades, de aunar esfuerzos, de movilizar fuerzas, de canalizar socorros. Así los expresaba más tarde a Luisa de Marillac: “Cuando fundé la caridad de Macón, todos se reían de mí…y cuando se hizo la cosa, todos derramaban lágrimas de alegría…tuve que marchar a escondidas para evitar los aplausos”.


“Le pedí al Señor que transformara mi carácter”

Vicente no descuidaba su crecimiento personal y espiritual. Bajo la dirección de Bérulle y de Duval, iba a hora a encontrar la tercera gran influencia personal de su vida: Francisco de Sales.

Vicente reconocía tener un “humor negro”, un espíritu duro y agresivo. Cuando terminó la misión de Macón. Los padres del Oratorio, se percataron de las extrañas prácticas de ascesis. A dichas prácticas se tiene noticia de los ejercicios espirituales hechos en Soissons. Todo ello encaminado a su crecimiento humano.
La señora de Gondi había sufrido muy de cerca las explosiones de Vicente, hasta que un día se armó de valor y de cortesía, y advirtió al sacerdote de aquel defecto. Vicente mismo lo relata: “Le pedí a nuestro señor que transformara mi carácter seco y repelente y me concediera un espíritu manso y benigno” (p. 149). Vicente termina transformado en uno de los hombres más afables de su siglo.

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